Los Rituales de Semana Santa
La Pascua cristiana es la más antigua y solemne fiesta del calendario litúrgico: en principio entendía recordar sólo el día de la muerte de Jesús pero con el tiempo ha sido comprendida por extensión también la Resurrección.
Los testimonios más antiguos sobre la Pascua de Génova se remontan a la Edad Media, cuando era ya difundida la tradición de los llamados “Sepulcros” (altares de la Deposición): la utilización de decoraciones en el altar donde es expuesta la Eucaristía después de la liturgia de la tarde de Jueves Santo.
La Misa “In Coena Domini” se afianza en Génova en la segunda mitad del siglo XV, por los movimientos de devoción popular de las Confraternite dei Disciplinanti. La costumbre se difundió durante el Renacimiento, y aún más en la edad Barroca.
Los altares de las iglesias y de los conventos venían decorados con flores y tejidos, con macetas de trigo, hilos de hierbas sutiles y claras resultado de la siembra de cereales bendecidos y germinados a la sombra en la fiesta de San Biagio (3 de febrero).
En la segunda mitad del siglo XVII se difunde también la costumbre de colocar en los Sepulcros de las iglesias ligures los “Cartelami”, imágenes pintadas sobre telas perfiladas con la finalidad de poder reproducir toda la teatralidad de las escenas de la Pasión.
A menudo, después, para representar de manera envolvente la Pasión, no se recorría solo a escenas pintadas o estatuas: aún en el siglo XIX los Sepulcros podían contar también con la presencia de personajes en carne y hueso con el atuendo de soldado y empuñando sus lanzas.
La tradición invitaba a visitar un numero impar de iglesias con Sepulcros decorados, ya que había quien se dedicaba horas y horas a caminar y vagar por calles y porches antiguos hacía el mar.
Aún hoy existe la tradición de decorar los sepulcros y de visitarlos en numero impar. El Sepulcro más visitado es el de la Catedral, el altar de San Juan Bautista, decorado con un paliotto d’altar (revestimiento decorado de la parte frontal del altar) de plata y una caja del Corpus Domini de 1612, además de preciosos bordados y flores multicolores.
El sepulcro de la Iglesia del Jesús es famoso en la actualidad por sus particulares formas y colores, lo cual se lo debemos a la noble familia de los Pallavicini, generosa hacia la Iglesia del Jesús.
Desde su fundación nace la tradición del grandioso ramo de flores puesto delante del Sepulcro.
A pocos metros de la catedral el Museo Diocesano conserva los magníficos “Misterios de la Pasión”, ilustrados sobre metros y metros de tejido azul (que es el famoso tejido “azul de Génova” normalmente conocido como tejido “jeans”): esos tejidos fueron utilizados antaño como paramentos, con efecto ornamental e ilustrativo de devoción en la ornamentación de Sepulcros.
Naturalmente, no podemos olvidarnos de la procesión del Jueves Santo en el corazón de la Génova antigua.
Los Sepulcros reciben el homenaje de las “Casacce”: las Hermandades desfilan en procesión cargadas de intenso pathos (parte irracional del alma según los griegos), para visitar el “SS. Sacramento” expuesto en las siete iglesias más antiguas del casco Antiguo.
Por lo menos desde el siglo XVI, para las procesiones de Pascua, las Hermandades salían todas. Por este motivo las principales puertas de la ciudad se mantenían abiertas también en las horas nocturnas, permitiendo así el regreso de la hermandad de Santa Zita (con el Oratorio “fuera de las murallas”) y de todas aquellas personas que desde sus casas se habían ido a la ciudad para asistir a los rituales sagrados.