Génova en tres días
Génova, bella y esquiva. ¿Tres días para descubrir la más reservada de las ciudades italianas? Misión posible. Siempre y cuando nos dejemos llevar de la mano para no fallar ni un solo tiro. Del centro histórico al Acuario, de sus museos al paseo en pico sobre el mar de Nervi, de sus comercios históricos al Porto Antico, de las vistas de la Spianata Castelletto al verdor de sus parques... Este es el recorrido que aconsejamos para disfrutar de lo mejor de la ciudad Soberbia:
DÍA UNO
Empezamos con un imprescindible, el desayuno con focaccia bañada en el cappuccino, el pistoletazo de salida del día para cualquier genovés que se precie. Más aún si es en un bar o en una lechería del centro histórico, del que se dice que es el más grande de Europa. Sin duda, el más fascinante y el más auténtico. Un denso tejido de luces y sombras, con sus rincones apartados en los que dejarse caer en la tentación de una leve desorientación. O con el esplendor de las colecciones de los Musei di Strada Nuova, ubicados en los palacios nobiliarios de la que algunos han definido como la calle más bella del mundo.
Para la comida se puede ir al cercano Porto Antico, con sus restaurantes a dos pasos de las aguas del antiguo puerto comercial, ahora restituido a su vocación de luminoso salón frente al mar. Y justo después, sobre todo en el caso de las familias, resulta imprescindible visitar el Acuario y la Città dei bambini. En esta zona hay otros puntos de interés con una fuerte connotación identitaria de la ciudad, como el Galata Museo del Mare e della Navigazione, con una visita interactiva al submarino Nazario Sauro atracado al lado, y el nuevo MEI, Museo dell'Emigrazione Italiana, que reconstruye la historia de una diáspora nacional que tuvo su punto de partida más importante precisamente en el puerto de Génova.
La tarde se puede aprovechar para ir hacia el este, con el paseo marítimo de Corso Italia que lleva, sin ni siquiera tener que cruzar un paso de cebra, al pequeño pueblo de pescadores de Boccadasse, con sus coloridas casitas aferradas a las rocas. Un lugar ideal para terminar el primer día disfrutando de una cena de pescado con el rumor de las olas como música de fondo de la conversación.
DÍA DOS
El desayuno del segundo día presenta una variación en cuanto al tema clásico de la focaccia: la típica focaccia «estirada» de Voltri, toda por descubrir. Mirando la colina que domina el barrio occidental de Génova, encontramos el perfil de Villa Duchessa di Galliera, una residencia patricia inmersa en el verdor de un jardín a la italiana y un romántico bosque a la inglesa en el que, a través de la Valletta del leone, se despliega un itinerario de tintes espirituales de inspiración dantesca. Descubriremos más sugerencias esotéricas en el parque de Villa Durazzo Pallavicini y su Museo Arqueológico, en el barrio de Pegli, apenas a unos pasos en dirección al centro de la ciudad. La Villa ofrece la oportunidad, quizás única en su género, de pasear por un delicioso parque histórico construido como un camino iniciático donde todo es una alegoría de la vida entendida como un viaje espiritual.
Por la tarde se vuelve al centro de la ciudad, con una visita guiada a las numerosas Botteghe Storiche genovesas: no se trata de monumentos, sino de negocios aún en funcionamiento en los que se respira el ambiente de otros tiempos. O, si es sábado, se puede hacer un tour por el esplendor de los Palazzi dei Rolli, que fueron residencias nobiliarias al servicio de la diplomacia de la Soberbia en sus siglos de oro y que hoy son la joya de la corona de su oferta turística.
La tarde continúa con un contraste vertical ascendiendo a la Spianata Castelletto en el ascensor que el poeta Giorgio Caproni llamaba «el ascensor al Paraíso». Nunca había sido tan fácil (y gratuito) ascender al Paraíso, que en este caso se presenta como un balcón con vistas a la ciudad al atardecer, cuando el último sol del día tiñe de rojo los tejados de pizarra del casco antiguo. La hora de la cena nos encuentra de nuevo en el centro histórico, con una noche que puede prolongarse en una velada en los numerosos bares de la movida genovesa o en el teatro, eligiendo entre la rica cartelera de la ciudad.
DÍA TRES
La tercera jornada empieza en los Parchi di Nervi, los grandes espacios verdes que acogen la famosa Rosaleda y las ediciones de Euroflora. Inmersos en el sombreado verde de los parques también se encuentran los Museos de Nervi: la Galleria d'Arte Moderna, el Raccolte Frugone y la Wolfsoniana exponen extraordinarias colecciones de arte moderno y de principios del siglo XX.
La tónica cultural del día puede proseguir con una visita a una de las muchas exposiciones de ámbito nacional del Palazzo Ducale. Antiguamente residencia del poder temporal del Dux, actualmente ha sido restituido a la ciudad en su nuevo papel de principal centro cultural para genoveses y visitantes.
Ahora toca volver a casa tras tres días que, antes de ser recuerdos, ya son nostalgia. ¿Podría ser esto todo? Claro que no, aún queda mucho por ver. Por saborear y por descubrir. Al fin y al cabo, estos tres días solo han sido una muestra de Génova y pueden ser un excelente aperitivo para volver una segunda vez.
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